Like a sunflower

"Todos conocemos los girasoles. -Bueno, pues así como esta flor se enfoca hacia el sol desde que amanece hasta que anochece, así nuestro corazón puede estar buscando a Dios todo el día, y si lo buscamos a Él en todo lo que hacemos, decimos, pensamos, amamos, queremos, anhelamos y deseamos, esa es la "Atención amorosa a Dios". (Reflexión de Fr, Eduardo López Ramírez OFM)
Un girasol busca con constancia y fidelidad a su astro, el sol. A pesar de ser una simple flor sembrada en la tierra fértil de un campo, ella se siente digna de mirar cara a cara a aquel que la hace vivir. Y cuánto más puede enseñarnos esta hermosa flor color de sol, que se alza alegre y llena de vida.
En muchos momentos de nuestra existencia podemos llegar a sentirnos indignos del amor de Dios. Quizás sean muchas las faltas o los errores cometidos, pero jamás serán más grandes nuestras iniquidades que el amor y la misericordia de nuestro Padre del Cielo. Dice la Escritura: «Pero donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia». (Rom 5,20).
Es claro que está en nuestras manos restablecer nuestra amistad con Dios, para de esta manera volver a mirarlo desde el amanecer hasta caer la noche, y recordar algo realmente tierno de parte de Dios: que cuando tú le miras, Él también te mira a ti.
Experiencia Personal
Mi mirada se volvía hacia Él como girasoles hacia el sol.
Delante de Jesús Sacramentado me siento como un girasol, que contempla con admiración y fidelidad a su más grande y eterno Amor. Esto desde que leí una bonita reflexión, acerca de la "atención amorosa a Dios".
